Wednesday, February 14, 2007

Euráfrica

Hace poco me leí este libro, que trata de la relación compleja entre Europa y África. La meta del libro es, según los autores italianos Mario Marazziti y Andrea Riccardi, ‘sacar a África del olvido.’ Aseguran que, sin un destino común con Europa, África tiene poco futuro y Europa sin África pierde gran parte de su significado. Pero, ¿cómo están vinculados estos dos continentes?

Me quedé fascinada por la eficaz y aparente sencillez en que este libro, en menos de 165 páginas en versión de bolsillo, describe muy claramente la importancia de buenas relaciones entre Europa y África. Además muestra la falta de conocimento y de reconocimiento de nosotros europeos hacia África; ¿Por qué, por ejemplo, no podemos invertir un poco menos en Asia y un poco más en África? El libro se fija en las ventajas de buenas relaciones sociales, políticas y económicos con nuestro continente vecino.
Para daros cuenta de la importancia de libros como éste, y para incitaros a leer, cito un par de frases aquí abajo, en que Marazzitti y Riccardi introducen el tema del libro con un ejemplo emocionante:

“En 1999, en el aeropuerto de Bruselas, se encontraron los cuerpos de dos muchachos que habían muerto en el hueco del tren de aterrizaje de un avión. Se procedió a su identificación. Eran dos jóvenes africanos de Guinea Conakry, Yaguine y Fodé, que habían llevado a cabo un gesto desesperado con la esperanza de dejar su país y llegar a Europa. Habían muerto helados durante el viaje, al igual que muchos otros inmigrantes que intentan alcanzar Europa. No era más que uno de los muchos viajes de la esperanza de emigrantes clandestinos que, del Sur o del Este del mundo, se dirigan hacia algún país asiático o hacia Europa. En el caso de Yaguine y de Fodé la esperanza de llegar vivos era prácticamente nula. Quizás lo habían previsto, porque dejaron una carta en la que explicaban los motivos de su viaje.”

En esta carta, Yaguine y Fodé se dirigían a los ‘señores de Europa’, y les explicaban la urgencia de ayuda para África. Tenían sólo 15 y 14 años, pero su carta en forma de petición ha sido muy importante para la política inmigratoria europea. “Tenían un sueño y una visión ambiciosa: ser los primeros, los que abrieran el camino de la felicidad para una generación de jóvenes sin un futuro decente, razonable, por el que gastar la vida.” Por primera vez se escuchaban claramente las voces de dos niños que arriesgaban su vida para “hablar del sufrimiento de nosotros, los niños y jóvenes de África.”

Pero no sólo es un libro de sufrimiento: también es un libro de ideas, opiniones diferentes, propuestas aceptables y soluciones adecuadas para optimalizar las relaciones entre África y Europa.

Euráfrica – Lo que no se dice sobre la inmigración. Lo que se podría decir sobre Europa, Mario Marazzitti y Andrea Riccardi, Icaria editorial, s.a., Barcelona 2005

Para comprar el libro:
http://www.icariaeditorial.com/libros2.php?k=&id=703

Friday, February 9, 2007

Me llaman el desaparecido

Hoy en día, nadie puede negar la presencia de 3,5 millones de inmigrantes en la península Ibérica. Es un grupo de personas residentes en España que ha incrementado espectacularmente su numero durante los últimos años, desbordando todas las previsiones, ya que en 1998 el número de inmigrantes no alcanzaba las 600.000. En este mismo año 1998, Manu Chao dio luz a la famosa canción ´Clandestino´, sin conocer aún el impacto y la repercusión que tendría. ¨Me llaman el desaparecido¨ iba a ser una frase que no dejó indiferente a nadie y se transformó en la voz de una nueva generación de inmigrantes refugiados.

La población de inmigrantes en España es muy heterogénea, al igual que ocurre en otros países europeos, y vive sobretodo en las grandes capitales, como Madrid y Barcelona, además de la Comunidad Valenciana, Andalucía y las islas Canarias. Entre los inmigrantes la mayor parte son refugiados políticos y económicos del Magrèb, de los países subsaharianos y de Latinoamérica, pero también se ha visto un aumento en la inmigración de chinos y de europeos del este. Sin obstante, estos últimos normalmente vienen con puestos de trabajo, aunque trabajan casi siempre ilegalmente y generalmente rellenan los puestos que a ningún español le gustarían hacer.

Hay varias maneras para llegar a la llamada ¨ Puerta de Europa ¨, las cuales dependen mucho de la persona en cuestión. A la mayoría de las personas que intentan llegar a España, les es imposible viajar legalmente. Son refugiados políticos o económicos que hipotecan todos sus bienes para una aventura incierta, personas desesperadas que lo hacen todo para obtener un futuro mejor, algo que no encontraban y nunca iban a encontrar en su país de origen. Por lo tanto están obligados de pagar miles de euros a traficantes de personas y arriesgar sus vidas, muchas veces dejando sus familias atrás; generalmente con esperanza de llegar a un paraíso, que al final no parece ser más que una utopía.

Cada día llegan nuevas embarcaciones con inmigrantes a tierra española, sobre todo en el estrecho de Gibraltar y, actualmente, se ha visto también un incremento de la presión migratoria en patera registrada en Gran Canaria y Tenerife. A pesar del control del estrecho y los centros de acogida de la costa sur de España, no son pocos los cadáveres que aparecen en las costas de Andalucía. Hace poco, se exhibió una muestra compuesta por 60 fotografías que reflejaban el drama de la inmigración en una exposición fotográfica en Ceuta, llamada ¨ El paso del Estrecho ¨.

Sin embargo, las personas que sí logran en llegar a Europa, encontrarán aún muchas dificultades en su camino hasta poder alcanzar el sueño que buscaban. Aparte de la dificultad de integrarse en un país nuevo, su principal problema es conseguir los papeles de residencia para poder trabajar y así poder construir una vida razonable. Si bien la mayoría de los refugiados son jóvenes y entre ellos no muy pocos con educaciones universitaria y a pesar de que serian muy capaces de trabajar, por la ley no tienen la oportunidad de hacerlo. La única manera para ganar algo de dinero es trabajar ilegalmente, un fenómeno que ocurre a gran nivel y que al final no es beneficioso para nadie excepto del explotador. El clandestino pasa horas y horas trabajando en el campo, recogiendo fresas para un sueldo miserable o vendiendo gafas de sol en la esquina de la calle para su jefe que cobra el 90% del dinero.

Hace poco, la ONG Valenciana ¨ Motores sin Fronteras ¨ hizo un llamamiento para poder financiar un proyecto teatral, llamado ¨ Un viaje sin final feliz ¨.
A pesar de que hay muchas personas benevolentes como éstas y organizaciones internacionales que se esfuerzan para una mejor situación de los sin papeles, e incluso hay empresas que se meten en el conflicto y desarrollan proyectos de educación o de formación profesional para refugiados, no parece que la situación está mejorando. Por mucho que los datos muestran que la inmigración es un proceso necesario para mantener el crecimiento económico de un país, e incluso sirve para garantizar las pensiones ya que la ola de inmigrantes es la que ayuda en gran parte para financiar los costes del envejecimiento de este país, en lugar de respetar los derechos humanos, Bruselas intenta cada vez más de restringir la política sobre inmigración. En 2005, por primera vez, el número de pateras interceptadas ante las costas españolas descendió un 23% respecto al año anterior y algunos periódicos presentaban este hecho como si fuera un éxito de la política internacional. Todavía, la inmigración está en el tercer lugar de las preocupaciones más vigentes de los españoles, con un abundante 28%, mientras que el desempleo con un 55,6% y el terrorismo con un 37,1% son las que vienen como primeros en la lista.

Muchas de las organizaciones que trabajan con refugiados y que día en día se encuentran con personas frustradas por la imposibilidad de trabajar, han propuesto el llamado ¨ permiso de trabajo ´, que serviría como visado de trabajo para el período en que el refugiado está en el proceso de obtener papeles de residencia. ¿Cuáles serían las ventajas de cierto permiso laboral?

En primer lugar, se supone que la oportunidad para refugiados de obtener trabajo legalmente, llevará a gran nivel a una mejor división de los bienes y de los servicios. Los 'ilegales ' ya no serian un gasto para el estado, ya que incluso pagarían impuestos. Una vez encontrado un trabajo, el inmigrante puede esforzarse a aprender la lengua y ampliar sus conocimientos, lo cual le servirá para ´ crecer poco a poco ´ y convertirse en un beneficio para el país. De esta manera, el emplear a inmigrantes podría llevar a menos la pobreza, a un mejor panorama social e incluso a una aceptación más fluida de los inmigrantes por parte de los residentes autóctonos: Ya no se podrá decir que ´el inmigrante vive del bolsillo del estado.´

Una mejor aceptación y más independencia financiera de los inmigrantes también llevan consigo menos discriminación y aislamiento social. Conseguir un puesto que corresponde al nivel del trabajador, en vez de un trabajo bajo del nivel personal y con poco sueldo y prestigio, ayudará a disolver el problema de la pérdida de confianza y de autoestima de la que sufren muchos inmigrantes al encontrarse y ubicarse en un país nuevo. Una encuesta recién hecha por el instituto neerlandés IBS, el Instituto Internacional de Estadísticas, muestra que él quien trabaja está más contento sobre sí mismo, que él quien está de paro, así que el argumento de autoestima y de confianza también es aplicable a nivel individual. Uno que está contento disfruta en general de más estabilidad en el hogar y sufre menos de conflictos de tipo mental, o de problemas dentro de la familia.

Con la llegada del permiso de trabajo para el indocumentado, todas estas previsiones no garantizan una plaza en el utópico Paraíso una vez entrado por la Puerta de Europa, pero sí podrían llevar al futuro mejor tan deseado por parte de los inmigrantes. Y ¿No es lo que deseamos?, ¿un futuro más próspero para todos los habitantes del mundo? Y tan simple... Sólo un papelito para poder atribuir a una integración mejor y más rápida, a un mundo más sano y más contento.